GOOD BYE, LENIN! Cambio social, construcción de memorias y reinterpretación de la historia a través del cine.

Good bye, Lenin! (Alemania, 2003), de Wolfang Becker, nos presenta una visión particular del desmoronamiento de la Republica Democrática Alemana. Chistiane, entusiasta socialista, sufre un shock cuando su marido huye al Occidente. A partir de ese momento, enfoca toda su energía al activismo político. El 7 de octubre de 1989, mientras tienen lugar manifestaciones masivas contra el gobierno, y mientras casualmente regresa a casa tras los actos de conmemoración del 40 aniversario de la RDA, atiende al momento en que la Policía carga con su hijo Aleksander. Esta situación le produce una conmoción, se desploma y sufre un infarto que le llevará al coma.

Durante su letargo cae el muro de Berlín, se avecina el gran cambio político y social que llevará aceleradamente a la reunificación de las dos Alemanias y el triunfo del capitalismo en su amada República Oriental: las primeras elecciones democráticas, la autorización de los viajes al extranjero y las primeras visitas a occidente, el marco alemán, la llegada del consumo de masas y los símbolos del capital, desde la coca-cola al Burguer King (en el que su hija trabaja)… Un futuro incierto, pero en cierta medida prometedor para sus habitantes, ansiosos de libertad. Sin embargo, para una incondicional socialista como Christiane, no podría presentarse un panorama más abrumador. El fin de todas sus expectativas: sus héroes de la clase obrera perdiendo sus empleos, la llegada de los trabajos temporales, la sociedad de consumo capitalista… Todo en lo que ella creía desapareció en unos meses.

Tras 8 meses sobrevive. Al despertar del coma, no sabe que el muro ha caído y que a principios junio 1990 la frontera con RFA dejo de existir. Cuando llega el momento de dejar el hospital, el médico advierte a su hijo que cualquier experiencia traumática podría llevarla a la muerte. Por ello, oculta a su madre la nueva situación política. Durante el reposo, en el que su madre está recluida en casa, Alex prepara una representación en la que nada ha cambiado. Su apartamento, que había sido remozado al estilo occidental vuelve a la austeridad socialista, convertido en una especie de museo de los viejos tiempos. Al mismo tiempo, y con ayuda de su amigo Denis, prepara su propia continuación de la RDA. Todas las tardes emiten el falso telediario en los que escribirán su propia historia del país.

De este modo, huyendo de la realidad, bajo el pretexto de esta mentira piadosa se construye una sátira sobre la caída del muro. Esta reinterpretación cinematográfica de la historia resulta interesante en varios sentidos, hacia dentro y hacia fuera de su propia historia. Por un lado hace pensar en la ética del engaño, el convertir toda la vida de su madre en una ilusión en base a no defraudar sus expectativas construidas en torno a unas estructuras sociales desaparecidas. Por otro lado, la construcción de una memoria colectiva del proceso histórico de reunificación, y fin del periodo socialista y la consecuente ostalgie (1) , a través del cine como herramienta de relectura y reflexión, una mirada al pasado desde el presente.

En su ensayo La Pantalla Global (2007), Guilles Lipovetsky y Jean Serroy reflejan como en la sociedad hipermoderna actual dominada por el presente, paradójicamente nuestra época también presencia una amplio movimiento de revitalización de lo pasado. La modernidad pretendía romper con el pasado, la hipermodernidad lo celebra y lo atribuye nuevas propiedades: “es el tiempo de la memoria general, de la rememoración a ultranza, otra figura del exceso hipermoderno. El cine no escapa a éste: el hipercine es inseparable de la hipertrofia rememorativa que invade la pantalla.” (2009:164). En contraposición al cine histórico, el nuevo cine de la memoria rompe el modelo tradicional de “la gran Historia” para desarrollar una memoria plural, quedando el género cine histórico difuminado en un amplio y difuso espectro temático que abarca desde la comedia hasta el drama con trasfondo histórico de tal modo que este nuevo cine “movido ahora por una voluntad política o transpolítica de reapropiarse «parcelas» históricas ocultas y de celebrar las diferentes identidades colectivas”(2009:164). En gran medida el cine recoge la mutación que la propia sociedad hipermoderna ha sufrido en relación con el pasado y el auge de la memoria que el cine toma y acelera.

En el nuevo cine, el pasado no se narra ya a modo de epopeya, no asistimos a «un pasado que no pasa», sino que la historia “se vuelve pasado problematizado en presente” (2009:167). En esta relectura, el pasado ya no aparece heroificado [o demonizado], sino humanizado (2009:171) aplicando una mirada crítica y a menudo polémica. Good bye, Lenin!, entra de alguna manera dentro de este nuevo cine en el que figuras canónicas poco a poco se deshacen, “invadiendo poco a poco todas las zonas históricas sospechosas”(2009:175). La caída del muro de Berlín, abrió el camino para la reflexión sobre la vida en las antiguas repúblicas soviéticas, tanto como para la entrada de las mismas en el nuevo imperio neolibera. Quizá, como refleja la opinión de Lipovetsky y Serroy esta película que “acepta aunque sin hacerse ilusiones, el fin de la alemania dividida” logrando aportar a su país “la película con valor simbólico que permite a la reunificación entrar realmente en la memoria colectiva. Ya se puede mirar al pasado a la cara” (2009:178).

Como refleja el filósofo Slavoj Žižek (2), bajo la apariencia superficial de la película se muestra una lección desesperada sobre la realidad salvaje de la vida en la RDA: “Ningún tipo de resistencia heríca al régimen de la RDA podía mantenerse. La única manera de sobrevivir era escapar a la locura, para desconectar de la realidad”. Es reveladora en este sentido la trama paralela en la que se narra la historia de Robert, padre de Aleksander. Hacia el final de la película, Christiane revela a sus hijos que su padre no les abandonó sin más,ni tenía una amante, tenían un plan de abandonar juntos al oeste. Robert no era del partido, y la situación laboral y personal cada vez se hacía más insostenible. Sin embargo, la presión de la stasi, y la problemática burocrática -visados imposibles etc…- hicieron más grande el miedo a irse, y quizá perder a sus hijos, que el deseo de una vida nueva en Occidente. A raíz del shock que esta experiencia le produce, en la que se encuentra cerca del suicidio, comienza a desarrollar su ‘devotismo’ hacia la RDA.

Más allá de la propia ‘ostalgie (3)’ que la película pueda transmitir, rememorando la vida en la Alemania del este socialista, aporta un gran valor a la re-interpretación de la vida en el antiguo y el nuevo régimen socioeconómico. Cerca del final de la película, Alex admite que la farsa se ha ido de las manos, y el ‘héroe’ de la película reconoce que la ficción creada para proteger a su madre se había convertido en realidad en una RDA alternativa recreada como a él le hubiese gustado vivirla. Pero como reconoce Žižek en su crítica “la necesidad de tal escape utópico es real”. Y este, lo ejemplifica a través del último reportaje ficticio, en el que “el nuevo líder de la RDA (el primer cosmonauta alemán) decide abrir las fronteras, permitiendo a los alemanes del oeste escapar del consumismo, de la desesperanza de la lucha diaria, el trabajo basura y el racismo. De este modo nos presenta el pretendido socialismo ‘real’ como un fracaso, en el que las ilusiones han derivado en burocracia y control, y al mismo tiempo nos presenta el modelo capitalista de excesos y precariedad como igualmente fallido.

En un breve ensayo, Radical Evil as a Freudian category (4), el mismo autor nos acerca de un modo bastante directo, en el nivel de la anécdota como el propio Žižek apunta, a una cuestión clave en la reinterpretación del comunismo hoy: Mientras que al hablar de los terrores políticos del s.XX, usualmente uno los une bajo la etiqueta de la maldad radical ‘totalitaria’. Pero sin embargo, uno no puede sino darse cuenta que el discurso Stalinista no está en ningún modo prohibido del mismo modo que el Nazismo: incluso si estamos plenamente convencidos acerca de su lado monstruso, uno encuentra la Ostalgie aceptable: “Good bye, Lenin” es tolerado, “Goodbye Hitler no, ¿Porqué?. La diferencia, para Žižek, resulta obvia; la racionalidad del comunismo parece clara para cualquiera, a diferencia del fascismo/nazismo, y su potencial emancipador se presenta claro, pese a que todo el mundo tenga claro lo desastroso del modelo soviético cuyo comunismo distorsionado y frustrado no estaba muy lejos del fascismo.

 

El punto débil de esta reinterpretación propuesta en la película, se asienta sobre la problemática moral que supone la estafa a la vida de su madre, “sostenida en la ética de la protección de las ilusiones” : Se manipula la amenaza de un ataque al corazón nuevo como el medio para chantajearnos para que acepten la necesidad de proteger uno de fantasía como el más alto deber ético. ¿No es la película luego inesperadamente respaldar la tesis de Leo Strauss sobre la necesidad de una “mentira noble”? Así que en realidad es que el potencial emancipador del comunismo es sólo una “noble mentira” para ser montado y mantenido durante los creyentes ingenuos, una mentira que enmascara efectivamente sólo la violencia despiadada del régimen comunista? Aquí la madre es el asunto “supone para creer”: a través de ella, hay otros que sostienen su creencia. (La ironía es que por lo general es la madre la que se supone que es el cuidador, proteger a los niños de la realidad cruel)( Žižek, 2007).

Resulta clave la escena, ya cercana al final de la película, en la que Christiane sale a la calle, y en su primer paseo fuera del apartamento observa atónita como un atronador helicóptero carga con la efigie de Lenin que parece señalarle directamente. Este momento resulta sublime y como refleja Žižek “está epifanía cuasi-metafísica debe tomarse más en serio de lo que pueda parecer”. Este momento sublime que Tomas Valero define como “la imagen que señala el fin de una época de ideales frustrados”, sin embargo parece que aporta una lectura más abierta dejando abierta la posibilidad de una verdadera emancipación, al tiempo que el socialismo de Estado fracasa, deja su lugar y mientras señala, parece decir: ¡ahora es tu turno!

Quizá, el aporte más importante de la película y su reinterpretación satírica de la caída del muro sea la relativización del valor del proceso de transición al capitalismo. Se presenta por un lado, en gran medida personificado en gran medida por la hermana de Alex, las ansias de libertad y la ilusión por el nuevo régimen social. Pero también, en un sentido similar a la famosa frase de Marx en el 18 de brumario acerca del sentido de la historia “primero viene la tragedia, después viene la farsa”. Es decir, la experiencia de la transición desde el ‘este’ hacia ‘occidente’ no es más que el cambio de un imperio por otro. Como lo describe Böhm, antes teníamos que alabar a Lenin, Stalin o Honecker, hoy pasa lo mismo con Ronald Mc Donald o la Coca-cola. Es cierto que quizá esta comparación suene burda en su forma, sin embargo en el fondo no está muy lejos de la realidad de la sociedad del hiperconsumismo. Todo sistema viene sustentado por una ilusión ideológica, y tal como ocurrió con la ideología socialista de Alemania del este, cuyo engaño no pudo mantenerse más, pero como el propio capitalismo conlleva el desencanto de sus crisis sistémicas que quizá lo lleven a desvanecerse del mismo modo . Como también la misma ilusión en la que Christiane vivia recluída se desvanece en algún momento.

NOTAS

1. Ostalgie es un término alemán para definir la nostalgia por la RDA. Ver, por ejemplo, su definición en wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Ostalgie

2. Slavoj Žižek. “The Dreams of Others”. 18 mayo de 2007. Documento online: http://www.inthesetimes.com/article/3183/

3. Ostalgie, que no es un anhelo real de la RDA, sino una promulgación de la separación de ella, una destraumatización cuando se adquiere distancia.

4. Slavoj Žižek “Radical Evil as a Freudian Category”. Documento en red: http://www.lacan.com/zizlovevigilantes.html

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS

• Böhm, Steffen “Good Bye Lenin! Dreamworlds and Catastrophes:Of Empires and Organizations, Now and Then”. Boceto. Documento online: http://privatewww.essex.ac.uk/~steffen/goodbyelenin.pdf

• Lipovetsky, Gilles y Jean Serroy. 2009. “La Pantalla Global”. Barcelona, Anagrama.

• Valero Martínez,Tomás “GoodByeLenin.”

• Žižek, Slavoj “Radical Evil as a Freudian Category”. Documento en red: http://www.lacan.com/zizlovevigilantes.html

• Žižek, Slavoj “The Dreams of Others”. 18 mayo de 2007. Documento online: http://www.inthesetimes.com/article/3183/


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